Miedo a los pertardos, a las tormentas, a los coches, son algunos de los ejemplos, por los cuáles nuestros pequeños, pueden llegar a sentir tál pánico, que consideren que su supervivencia está en juego. Este estado provoca conductas de escape, autolesión e incluso les puede llevar a la muerte. En otros casos, tenemos casos como falta de socialización, y sufren cada vez que el estímulo desconocido aparece ante ellos, como niños, otros perros e incluso otras personas.

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